
Al principio, la expresión “el proceso de escritura” echa un poco para atrás. Evoca a tareas del cole, a pasos interminables y explicaciones aburridas. Todo lo contrario de lo que nos apetece al principio, que es dar rienda suelta a nuestros personajes y empezar a escribir sin saber hacia dónde nos dirigimos.
Esto significa horas en vela tecleando, litros de lágrimas en las escenas más intensas, pálpitos en todo el cuerpo con las escenas más tórridas. Y cero estructura, planificación ni técnica. Menos aún audiencia trabajada, posicionamiento, objetivos o metas. Y sin hacernos las preguntas necesarias para que el manuscrito tenga coherencia, sin fichas de personajes, sin nada de todo aquello que ayuda a brillar a tu novela.
Hoy vamos a hablar de escritura y, concretamente, del proceso previo a sentarte a escribir. Quiero compartir contigo todo esto que he ido aprendiendo y aplicando en estos años para que ahora, el proceso de escritura sea mucho más fácil, enfocado y coherente. ¿Te vienes?
#1 en el proceso de escritura: el concepto
Partir de un concepto concreto ayuda a centrar el tiro desde el inicio. Teniendo claro esto, podrás empezar a crear tus personajes y trama alrededor de este concepto y nunca te perderás porque sabrás que la novela va de eso.
Por ejemplo, en Lo que nos dijo la tormenta, una de mis novelas cortas, el concepto era el vivir sin brillo, por inercia. En La niebla en mí, estar perdida y no saber cómo encontrarte a ti misma. En Tras la calima, la problemática de las relaciones madres e hijas.
Suelo tener una batería de temas que trabajan mi posicionamiento como autora, es decir, el mundo en el que viven mis historias. Así, elijo el concepto que más me remueve en el momento y empiezo a tejer la historia con él en mente.
De esta forma es mucho más sencillo planificar la temática de las siguientes novelas con un solo concepto: desde ya, sé que puedo escribir una historia sobre x, otra sobre y, una siguiente sobre z, y así un largo etcétera. Con esto, tienes mucha mayor claridad sobre lo que va a ser tu catálogo y tu calendario editorial para los próximos años.
#2 La idea creativa: fundamental en el proceso de escritura
Después de tener claro cuál es el concepto abstracto sobre el cual voy a escribir, empiezo a trabajar la idea creativa. Aquí dejo vía libre a esos personajes que pugnan por salir, los conflictos de la trama, los nombres, los lugares y un sinfín de cosas que van madurándose en mi cerebro con el paso de los días.
Y esa creatividad la paso por dos cuestiones que me sirven de criba para las ideas buenas e ideas malas:
- ¿Qué quiero contar con esta historia?
- ¿Para qué quiero contar esta historia?
Por ejemplo, en Siempre fuiste un atardecer, la respuesta a estas preguntas era:
- Quiero contar la historia de una mujer que se ha construido una armadura a su alrededor porque no quiere verse por dentro, y cuando esta armadura cae, ha de buscar la forma de reconstruirse para ser feliz.
- Narro esta historia para inspirar a personas que estén en esta misma situación a tomar las riendas de su vida, porque este es el tiempo que tenemos y hay que aprovecharlo al máximo.
Esta parte del proceso es importante porque si no la hacemos bien, el objetivo de nuestra historia quedará desdibujado y la lectora, cuando termine el libro, se quedará con la sensación de so what?. No habrá entendido cuál es el mensaje de tu novela y si realmente le ha aportado algo o no.
Y para dejar una sensación neutra en nuestra audiencia, mejor no dejar ninguna.
#3 El subgénero dentro de romántica
Probablemente pensarás que esto se decide desde el principio, antes incluso del concepto. Puede que sí, puede que no. Si eres una escritora de novela romántica contemporánea y ese es tu subgénero principal, no tendrás que tomar esta decisión.
Pero a veces, una historia puede tener más sentido en otro subgénero que el que trabajas habitualmente. El concepto es el mismo, la idea es la misma, pero el marco en el que se engloba puede ser otro. Quizá esa idea case mejor en histórica, o en erótica, porque la idea lo necesita.

Por eso, no te saltes este paso, y verifica que la historia que tienes en la cabeza tiene sentido en el subgénero que has elegido.
#4 Una estructura sólida como esquema
Este paso es la mejor herramienta para escribir una trama que tenga sentido. Y eso que la mayoría de las veces la seguimos de forma natural, porque nos hemos empapado de la estructura clásica desde muchos ámbitos: no solo los libros, sino también las películas y las series. Aun así, es importantísimo chequear que tu novela contiene los siguientes puntos básicos:
- Planteamiento: es el inicio de la novela. Aquí debe presentarse el tema de la novela, cuál es la situación inicial de los personajes y, cuanto antes, el conflicto. Siempre mejor presentar el conflicto en la primera página, no esperar al capítulo seis. Así engancharás a la lectora y harás que quiera seguir leyendo para descubrir qué ocurre. Esto sucede a través de un hecho desencadenante: ese que obligará a la protagonista a salir de su zona de confort.
- Desarrollo: es la parte más extensa de la novela, y aquí iremos introduciendo poco a poco distintos obstáculos que la protagonista va a tener que sortear. Estas barreras o obstáculos irán in crescendo, y el enfrentarse a ellos hará que la protagonista necesite evolucionar.
- Clímax: el punto álgido, donde el conflicto estalla y donde la protagonista tendrá que tomar decisiones importantes para solucionar todo lo que se ha venido cociendo en el desarrollo.
- Desenlace: es el momento donde todo se coloca en su sitio y las aguas vuelven a su cauce (en romántica, todos felices y comen perdices)
Es crucial pasar tu trama por todos estos puntos de control y ver si lo que tienes en la cabeza tiene sentido.
Por ejemplo, en Tras la calima, en mi cabeza el clímax era la resolución de la historia de la madre de Zoe, pero al pasarla por este esquema, me di cuenta de que esa parte de la trama era solo una de las cosas que la prota tenía que solucionar para ser feliz en su vida. Por ello, necesité desarrollar más la trama del trabajo de Jackson como algo que añadiría un mayor conflicto y una mayor tensión hasta llegar a un buen clímax.
Si no hubiese hecho este ejercicio, probablemente la novela hubiese sido mucho menos intensa y la historia de Zoe bastante más deslavazada.
#5 Desarrollar correctamente a los personajes
Seguro que has oído hablar de las fichas de personajes. Yo también lo hice al principio y me pareció un agobio total y una pérdida de tiempo. Pero ahora se han convertido en mi guía, en ese documento al que acudo cuando me asaltan dudas como “cómo dije que se llamaba la madre” o “qué estilo de vestir había elegido para la chica”.
En la red hay muchos ejemplos de fichas de personajes que luego tú puedes adaptar y mejorar a tu gusto. Verás que a medida que vayas escribiendo, las irás modificando para que sean lo que necesitas exactamente en cada momento de tu carrera literaria.
Uno de los grandes beneficios de hacer las fichas es que desarrollas en profundidad a los personajes y los haces mucho más coherentes y realistas. Si haces fichas bien trabajadas, donde buscas las motivaciones ocultas de los personajes, sus heridas de infancia y cómo se relacionan con el mundo del que se rodean, desarrollarás textos mucho más creíbles y reales.
“El proceso chup chup”
De todas estas fases de pre-escritura, en la que más tardo es en la de la idea. Yo lo llamo “el proceso chup chup”, como el de los guisos cuando los ponen en la olla y esperas que se hagan lentos, a fueguito bajo y con paciencia.
Dejo que la idea se vaya guisando en mi mente con calma y con cariño. Intento pensar en ella en los momentos que tengo de tranquilidad, como por ejemplo cuando conduzco, para no dejarla de lado e ir alimentándola poco a poco.
Es una de las fases que más me gusta, y por eso no me impaciento si tarda un poco más de lo habitual. También suelo tener decididos los conceptos y una idea muy somera de la trama de un año para otro, cuando planifico mi calendario editorial. Eso me da mucho orden, algo primordial para poder acometer los proyectos con tranquilidad y sin agobios.
1 comentario en «Enfoca el proceso de escritura de tu novela para crear historias inolvidables»
¡Hola! Muy interesante el post. Yo hago algo parecido, pero hago algo más para que mi cabeza esté tranquila. Cuando me asalta la idea mi cabeza empieza a hervir y no puedo pararla, me emociono y necesito ponerme a escribir todo YA. Como sé que no es lo correcto pero sí quiero darle ese gusto a mi cerebro de estar tranquilo y feliz, escribo un resumen de todo lo que se me ocurre en una hoja y en un aparte detalles tontos que se me ocurren del tipo la chica tiene un gato al que tiñe a mechas rosas. Y ya con el resumen hecho (donde ya he plasmado lo que quiero contar y el tema principal) me pongo con la estructura y las fichas. A veces me ha pasado que a medida que desarrollo esto me he dado cuenta de que he puesto como muchas ideas en un solo cazo, de modo que caso las que mejor creo que van a ir y a las otras les busco otras tramas para otra novela. Así es como que se me ocurren de dos en dos. Un besete.