
Tengo que confesarte que me encanta el color rosa, sobre todo en sus matices más fucsias. Y, curiosamente o no, también me gusta la novela romántica. Y digo novela romántica, no la novela rosa, lo cual es importante.
Especifico: no tengo problema porque se use ese determinado color para hablar de la romántica, pero sí con las connotaciones despectivas que se le ha atribuido al mundo de las novelitas rosas, como he escuchado decir por ahí. Hay gente que por ignorancia quiere hacerte sentir inferior por leer este género, y más aún cuando lo escribes.
Por eso, hoy este post va para ti, lectora de romántica o escritora de historias de amor apasionadas. Para que puedas levantar la cabeza bien alta cuando alguien pregunte qué lees o qué escribes, y tengas preparada a la caballería y a los estrategas para luchar de forma inteligente contra los prejuicios y la ignorancia.
La novela rosa para las amas de casa aburridas
En los siglos pasados, lo normal era que la mujer permaneciese en el hogar, protagonista de un mundo que se centraba en llevar la casa y criar a los hijos. La que lo hacía bien, era motivo de orgullo de su marido y su familia más cercana. Y, sobre todo, de la sociedad, que la aplaudía y vigilaba para que no se saliese de su rol impuesto.
Más allá de ser la ama de casa y madre perfecta, no había vida.
¡Y pobres mujeres las que intentaban salirse de ese personaje! Que ni se les ocurriese emprender más allá de hacer tartas para las vecinas, o querer asemejarse en algo al papel del hombre con su libertad e independencia.
Las que lo hacían, o eran muy ricas y podían hacer lo que les diese la gana, o acababan en la pobreza. Y ambos destinos eran señalados con reprobación tanto por hombres como por mujeres. Lo que todas deseaban era ser la señora respetable, dando igual la clase social en la que se hallase.
Por eso, el que algunas mujeres comenzasen a escribir y otras a leer sus historias, supuso una amenaza que poco a poco fue cogiendo fuerza. ¿Que las mujeres podían salir de su seguro y rígido mundo y empezar a ampliar su mente? Meec, luz roja.

De ahí que muchas escritoras tuviesen que publicar bajo seudónimos masculinos, como Louisa May Alcott, en toda su producción anterior a Mujercitas.
Pero pronto se dieron cuenta de que las novelas que escribían eran de amor, así que el peligro inminente bajó de nivel a ser una sonrisa complaciente. ¿Qué problema había en que esas adorables cabecitas huecas se entretuviesen tejiendo historias apasionadas que luego comentaban entre risitas?
Qué fallo de previsión más grande: con esto, conseguimos las alas para explorar los límites del mundo establecido y anhelar superarlos. También sentir más y mejor todo aquello que quedaba más allá de lo permitido. O buscar la felicidad de una forma impensable anteriormente. Y, finalmente, descubrir que la sexualidad es parte de nosotras y que está para disfrutarla…
Por fin, conseguimos salirnos del molde que nos habían fabricado.
Cómo dejar atrás la novela rosa
En La tribu de la romántica queremos que la novela romántica, como género, brille. Porque lo tiene todo para poder hacerlo, solo hay que creérselo y trabajar duro para asegurar que así sea.
Necesitamos dejar atrás la sonrisita de “ah, escribes novelas rosas” y empezar a recibir un gesto de aceptación, como recibiría cualquier otro género de los importantes. Y así podremos dejar de sentirnos juntaletras de novela rosa y denominarnos, con orgullo, escritoras de novela romántica.
Pero para ello, tenemos que aunar esfuerzos. Entre todas, lectoras y escritoras.
Sí, no te prometí que fuera fácil. Aunque sí muy satisfactorio. Ya hoy, la novela romántica está evolucionando en todas sus dimensiones y en todos sus subgéneros para dejar de ser porno light, historietas de amoríos o histórica de segunda.

Esta evolución viene marcada por dos aspectos clave:
- Una sofisticación de las tramas: aunque la premisa en novela romántica es que siempre haya un final feliz, a ese happy end se puede llegar de muchas maneras. Y, aunque todavía hay mucha historia simple y predecible, en los últimos años se están trabajando tramas diferentes, con una estructura bien trabajada, con personajes redondos y definidos y con los clichés integrados de una forma distinta. Novelas que sorprenden y enamoran, que nos hacen suspirar y que nos enganchan.
- La calidad del envoltorio: para que una novela sea de calidad, debe haber pasado por una corrección profesional, debe estar bien maquetada y, de forma idónea, haber pasado una lectura cero profesional. Todos los detalles son importantes para crear la certeza de que lo que se va a leer, es algo pulido y mimado, con el brillo necesario para enamorarte. Y la portada tiene mucho que ver con ello: nada de cubiertas estilo powerpoint, con imágenes pixeladas y letras que parecen haber sido trazadas con el Paint.
Hemos progresado mucho en cuanto a estos dos temas, pero todavía hay un largo —pero esperanzador— camino que recorrer, y así pasar de la novela rosa a la novela romántica en mayúsculas y con luces neón.
Por qué el amor se tiñe de rosa
El amor es un sentimiento brutal que ocasiona guerras, mueve montañas y hace que las personas sean capaces de los actos más inverosímiles. ¿Por qué entonces se denosta a las novelas cuyo tema principal sea precisamente ese? ¿No es algo lo suficientemente poderoso como para dedicarle todo un género?
Además, si miramos a nuestro alrededor y analizamos cualquier otro tipo de literatura, pocas historias hay donde no se incluya una, aunque sea pequeñísima, subtrama de amor. Es un sentimiento que forma parte de nuestra vida al igual que lo hace la muerte. Entonces, ¿por qué parece que es solo para mujeres? ¿Por qué se considera de segunda?
Cuando le pregunto a mis amigos masculinos por los motivos por los que no les gusta la novela romántica, la respuesta suele ser relativa a cómo se describe el amor.
«No me gusta eso de “lo vi, me sonrojé, me mordí el labio, me miró”. Me aburro con ese tipo de lenguaje».
Esto me llama mucho la atención: no es la historia, sino cómo se cuenta. ¿Necesitaríamos tener un subgénero que fuese “novela romántica para hombres”? ¿Con sus códigos de conducta, de lenguaje y con su visión real, no la que nos inventamos las escritoras cuando hablamos desde el punto de vista masculino?
Ahí lo dejo. ¿A quién le apetece recoger el guante y teñir de otro color el rosa para hacerlo más inclusivo?
En definitiva: el amor hace que se perpetúe la especie, que se libren batallas, que se descubran nuevos mundos. ¿Por qué entonces no disfrutar de historias que nos hacen vibrar, emocionarnos e inspirarnos? ¿Todos juntos?
La novela romántica que brilla
El conseguir que nuestro género favorito alcance el fulgor y credibilidad que merece es responsabilidad de todas nosotras: de las lectoras y de las escritoras.
A ti, escritora, te diría esto:
- No te conformes con las cosas a medias, huye de lo mediocre para sacar de tus dedos las historias más pulidas y perfectas
- Fórmate todo lo que puedas para poder crear y estructurar las tramas más apasionadas y sorprendentes
- Vuelve sobre el mismo párrafo y pregúntate siempre si puedes expresarlo mejor
- Busca correcciones sobresalientes, portadas que te hagan destacarte en tus canales de venta, acepta y recibe feedback de quienes tienen una visión más afilada que la tuya
- Lucha con fuerza para que lo que entregues a tus lectoras sea la mejor versión de la idea que tuviste en un principio

Y a ti, lectora de romántica, disfruta de las historias que leas, coméntalas con tu entorno, haz reseñas si te apetece y regodéate en todo lo que rodea a este mundo tan bonito que tienes la suerte de tener al alcance de tu mano.
Descubre nuevas autoras, apoya a las autopublicadas y lee novelas de editoriales, atrévete con subgéneros diferentes y nunca, nunca, dejes que nadie te haga de menos por leer romántica, ni que lo denominen como “la novela rosa”. Cuando algo te hace disfrutar tanto, es imposible que sea malo.
En La Tribu queremos que todas brillemos, pero, sobre todo, que lo haga la novela romántica. ¿Te has visto en alguna situación en la que alguien ha querido apagar ese brillo? ¡Cuéntanos tu experiencia, nos encantará leerte!
Helen Rytkönen
2 comentarios en «La novela rosa o cómo dejar de ser la más fea del baile»
Enhorabuena por el artículo, en el que mencionas varios temas muy interesantes. Por un lado confieso que soy de las autoras que todavía tienen que aprender a sacar pecho por el hecho de escribir romántica, cuando lo cuento (si es que lo cuento) lo hago con la boca pequeña 😬, supongo que por el miedo a que me hagan sentir pequeña. Curiosamente, cuando lo he contado nadie me ha hecho sentir mal, al contrario, me han deseado que me fuera muy bien la aventura.
¡El 90% de la música pop le canta al amor, definitivamente es un tema que genera mucho interés!
Y en cuanto a los hombres que no leen romántica… ¿De verdad hay tantos libros que utilicen ese tipo de narración o es la excusa que muchos (porque hay hombres que sí leen romántica, sin manías) ponen para no leerla? Podríamos estar mucho rato hablando sobre este tema, je je… Pero yo me pregunto: si no se escriben thrillers para hombres y thrillers para mujeres, ¿por qué en el género romántico sí se debería hacer?
Enhorabuena de nuevo, ¡me encanta este proyecto que habéis lanzado!
¡Hola, Emma! Muchas gracias por pasarte por nuestro rinconcito. A mí también me costó decir que era escritora de romántica, supongo que es un mal endémico de nuestra Tribu, jeje. Y tienes razón: muchas veces la gente te felicita por atreverte a seguir tus sueños y crear algo que hace felices a mucha gente, somos nosotras las que nos creamos los bloqueos mentales.
En cuanto a la romántica para hombres estaría bien encargar un estudio para entender el tema, jeje, porque a veces me pregunto si realmente dicen lo que dicen por una conducta aprendida y, en el fondo, les encanta leer lo que nosotras leemos. ¡Sería un buen tema de debate para la Tribu! Gracias por comentar y te mandamos un abrazo fuerte